La cuesta de enero, esa incómoda “bajada” económica que parece golpearnos a todos en forma de inflación, parece haber llegado con una sorpresa favorable. Mientras muchos aún se recuperan de los gastos de las fiestas y la época decembrina, las presiones sobre el bolsillo de los mexicanos comienzan a relajarse.
La inflación, uno de los indicadores que todos monitorean con atención, se moderó en la primera quincena de 2025, registrando un descenso a 3.69% anual, frente al 3.99% de cierre del 2024, según datos oficiales del INEGI.
¿Qué está detrás de esta desaceleración de la inflación?
Los datos se comunican de manera autónoma. En términos de fluctuaciones quincenales, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) experimentó un aumento del 0.20% durante la primera mitad de enero, lo que constituye el descenso más bajo para este lapso desde 2019.
En un escenario donde las perspectivas económicas siguen siendo inciertos, esta ralentización en los precios podría interpretarse como un indicativo de tranquilidad. No obstante, —siempre existe un pero —, indica Andrés Abadía, economista líder para LATAM en Pantheon Macroeconomics, que las presiones latentes no han cesado.
La ralentización de la demanda interna, las circunstancias financieras limitantes y los climas propicios han favorecido este comportamiento moderado, sin embargo, las tensiones podrían resurgir más rápido de lo que se anticipa.
La inflación no subyacente
En la fluctuación de los precios, lo que verdaderamente ha contribuido a que la inflación experimente un alivio en enero ha sido el elemento no subyacente, que abarca productos más fluctuantes, como los de agricultura y energía.
Para los primeros, la ralentización fue evidente: la inflación anual de bienes agropecuarios se redujo del 4.54% durante la segunda quincena de diciembre al 1.06% durante la primera quincena de enero. Este enfriamiento se ha mantenido por cinco quincenas consecutivas.
Especialmente el rubro de frutas y verduras, que experimentó una deflación — inflación negativa — de -6.11%, un alivio para los hogares mexicanos que vieron precios más bajos en estos productos clave.
Sin embargo, la calma tiene un costo. El lado subyacente, que refleja una imagen más precisa de la evolución de los precios, muestra señales menos tranquilizadoras. La inflación subyacente se aceleró hasta el 3.72% anual, su nivel más alto desde octubre del año pasado, y — lo peor — su tendencia alcista no parece haberse detenido.
¿Qué sectores enfrentaron menos presión en la primera quincena?
Si la ralentización de los precios de los productos agropecuarios resultó ser un buen avance, en el aspecto subyacente, las situaciones son más complicadas. Por ejemplo, el sector de servicios evidenció una moderación considerable, descendiendo del 4.99% en diciembre al 4.82% en enero.
Este representa la disminución más baja desde comienzos de julio de 2022. Aunque leve, la ralentización en los costos de los servicios constituye una señal favorable para los consumidores.
Sin embargo, no todo es rosa. Para los bienes, la presión continúa en aumento. Específicamente, los precios de los productos alimenticios incrementaron su velocidad hasta el 3.83%, marcando su tercer periodo seguido de aumento.
Un claro ejemplo de cómo el comportamiento de las mercancías alimenticias — tan sensibles a factores como el clima y los costos de producción — continúa afectando la canasta básica. Este es un punto crítico. Si bien algunas categorías mostraron una desaceleración, el incremento de los alimentos se perfila como uno de los desafíos más persistentes para las familias mexicanas.
Los energéticos: la manzana envenenada
Mientras todo parecía indicar que las presiones comenzaban a aligerarse, los energéticos entran en escena para añadir incertidumbre al panorama.El costo de los energéticos, que había mostrado indicios de descenso en meses previos, se incrementó de nuevo al 6.42% anual en la primera quincena de enero, el nivel más elevado de inflación desde septiembre del año anterior.
La pregunta que surge es — ¿hasta dónde llegarán los precios de los energéticos? — Es difícil preverlo, pero si el gobierno no interviene con medidas eficaces, los aumentos continuos podrían reavivar las presiones inflacionarias en los próximos meses.
cen. La economía mexicana sigue caminando por una cuerda floja, y solo el tiempo dirá si este alivio será duradero o si, como tantas veces en el pasado, las presiones económicas terminarán resurgiendo con más fuerza.
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