Al fin, parece que el aumento de precios en México ha detenido su aceleración. Y es que se ha detectado que, a finales del mes pasado (febrero), la tasa de inflación se ubicó en 7,65%, cuando semanas antes se había encontrado en torno a los 7.91%. Estos datos, conforme información proporcionada por el Inegi el día de ayer.
Si bien esto es algo alentador para la población en general, no podemos negar que el trasfondo de la situación económica del país se compone de claroscuros. Y es que es la inflación subyacente a nivel mundial la que influye de manera directa en la inflación mensual de México.
En lo que respecta específicamente a la inflación subyacente promedio, se ubicói en 8,29% desde el segundo semestre del 2022.
La relación entre la inflación en México y el precio de la canasta básica
Por su parte el precio de los alimentos que conforman la canasta básica no ha disminuido como se pensaba. Una mala noticia al respecto es que, si bien el índice de mercancías se ubica en 10,65%, más alto que la canasta básica, en realidad es un nivel bajo respecto a lo sucedido en el 2022.
Entre los productos que más aumentaron su precio se encuentran los siguientes: el huevo, con una subida cercana al 10%, el pollo y el gas LP, estos últimos con un porcentaje cercano al 4%. En contraste, hubo alimentos que bajaron su precio, como el chile serrano y el jitomate.
Para la mayoría de los economistas y expertos en este tema, la inflación suele reflejar señales mixtas, por lo que no podemos tomar los datos actuales como una evidencia clara de que la inflación presente una tendencia a la baja.
Por otra parte, las proyecciones de inflación que se habían proyectado para el final del 2023 se mantienen sin modificaciones, es decir, entre los rangos de 5,10% y 5,50%.
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