— Un viernes de sucesos inusuales y pronunciamientos encendidos sacudió la política venezolana — La ceremonia de investidura, que había sido anunciada con un horario fijo, ocurrió con notable anticipación y casi sin la presencia de mandatarios regionales, aunque dos viejos aliados -Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz-Canel de Cuba- estuvieron ahí para mostrar su apoyo incondicional.
Hubo quienes se sintieron desconcertados ante la premura del acto, y otros que la consideraron una estrategia para desarticular posibles movilizaciones ciudadanas. Este nuevo mandato se extiende hasta 2031, un lapso que muchos analistas internacionales califican como prolongado en un contexto de tensiones constantes.
Declaraciones de victoria y polémicas electorales
El foco principal de la controversia se ubica en los comicios de 2024. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral afín al oficialismo, Nicolás Maduro ganó de forma irrefutable. Sin embargo, la oposición sostiene que Edmundo González —quien en teoría resultó el verdadero victorioso— duplicó el número de votos.
Dichas acusaciones no se han ventilado con transparencia en instituciones públicas, y el recuento oficial detallado continúa ausente. Los dirigentes opositores exhiben actas compiladas del 80% de los centros de votación electrónica, documentos que en teoría prueban la discrepancia entre los resultados que difundió el Gobierno y las cifras reales.
Bajo esas circunstancias, las autoridades regionales e internacionales se han dividido: algunas voces piden una investigación exhaustiva, otras guardan silencio. — El reclamo no se limita a una simple denuncia de fraude —. La coalición Plataforma Unitaria, donde confluyen distintos partidos contrarios al chavismo, acusa un acto de “usurpación del poder” que lesiona la voluntad popular.
En un comunicado, esta agrupación enfatiza que la lucha no cesará. Han anunciado más marchas y llamados a la acción. De hecho, un día antes de la toma de posesión, la capital venezolana fue escenario de protestas multitudinarias que evidenciaron la grave polarización existente.
Quienes respaldan a González comparten en redes sociales videos y fotografías de la jornada electoral, reclamando que estos documentos demuestran su victoria.
Una oposición fragmentada y la ausencia de González
Edmundo González había prometido llegar a Caracas para “asumir el poder” el mismo día de la juramentación de Nicolás Maduro. Finalmente, se quedó en República Dominicana, donde se reunió con el presidente Luis Abinader, de acuerdo con reportes difundidos por algunos portales independientes.
El desconcierto crece al compás de la crisis económica y social. Varias figuras opositoras se presentaron en las protestas del día previo. Una de ellas —María Corina Machado— enfrentó momentos de confusión cuando corrió la versión de que había sido retenida.
El Gobierno negó de inmediato esas acusaciones, mientras los voceros de Machado sostuvieron que sí la retuvieron durante varias horas. Incluso circularon videos confusos que, según sus seguidores, muestran la acción de fuerzas de seguridad.
En medio de la controversia, la dirigente reapareció hablando de “nuevos mecanismos de presión” que buscarán minar la legitimidad de este tercer periodo. No obstante, esa iniciativa se percibe limitada mientras no exista un frente opositor más cohesionado.
La soledad diplomática y los pocos aliados firmes
Durante la toma de posesión, Nicolás Maduro agradeció el respaldo de los 120 delegados que acudieron en representación de distintas naciones. Sin detallar los rangos, mencionó con énfasis la visita de delegaciones de Rusia y China, países que se han mantenido cercanos al Gobierno venezolano en foros internacionales.
También destacó la presencia de Ortega y de Díaz-Canel —quienes sostienen lazos históricos con el chavismo— a pesar de que otros líderes de la región optaron por no asistir. Varios expertos interpretan esto como una señal del aislamiento diplomático que afronta Caracas. Para los simpatizantes del oficialismo, su presencia demuestra que aún existen aliados de peso que comparten una visión antiimperialista.
Nicolás Maduro no desaprovechó la ocasión para aludir a Hugo Chávez y a su legado, reforzando la idea de que esta continuidad presidencial defiende un proyecto legado por el denominado “comandante eterno.” Según él, Venezuela conserva su soberanía a pesar de las intromisiones externas.
Criticó con fuerza las sanciones impuestas por Estados Unidos, a las que atribuye la escasez económica, y condenó a la Unión Europea y Gran Bretaña por respaldar la versión de la oposición. Con un tono enérgico, denunció que actores foráneos “tirotean” al país con campañas que buscan desestabilizarlo.
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