Esta es la quinta edición de la campaña de limpieza dirigida por el Ejército nepalí, una iniciativa que se mantendrá en los próximos años, según el general de brigada Sanjaya Deuja,. Pese a los esfuerzos del Ejército y algunas organizaciones no gubernamentales, Deuja hizo un llamado al sector privado para que se sume a estas labores en futuras ediciones.
“Del total de basura que recogimos, 2.22 toneladas eran biodegradables y 8.77 toneladas son residuos no biodegradables”.
Desde el inicio de estas campañas en el año 2019, se han recolectado 19 toneladas de basura de las montañas, se han recuperado 14 cadáveres humanos y varios esqueletos.
Los problemas de limpiar las montañas
Nepal alberga ocho de los 14 picos más altos del mundo, y el montañismo es una fuente significativa de ingresos para el país. El problema es que este flujo constante de aventureros trae consigo un gran desafío ambiental.
Para dimensionar el problema, es importante considerar que cada año alrededor de 1,500 personas intentan escalar el Everest, acompañados de guías y porteadores. Todo este movimiento continuo de personas dejando una estela de desechos, le ha causado mucho daño al ecosistema del lugar, incluso al punto de convertirse en noticia mundial.
Y lo peor es que el problema no acaba aquí. A los problemas de basura se suma la trágica realidad de los cerca de 300 montañeros que han perdido la vida en el Everest. Solo en la última temporada de escalada de primavera (que terminó el pasado jueves), se registraron seis montañistas fallecidos y tres desaparecidos en el área.
A diferencia de la basura común, la recuperación de cuerpos en el Everest es una tarea extremadamente peligrosa y costosa. De hecho, los gastos oscilan entre los 20,000 y los 200,000 dólares, dependiendo de las circunstancias y la ubicación de los restos en cuestión.
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