La encuesta reciente de Revista 32 coloca a Beto Granados como el alcalde mejor evaluado de Tamaulipas. Con un 79.5% de aprobación, se consolida como un referente local con proyección y como pieza clave en la ruta de transformación que lidera el Gobernador Américo Villarreal en el estado.
No es casualidad. Su estilo cercano y su discurso directo han conectado con la gente de Matamoros, que lo respalda como pocos gobernantes en la historia reciente. Esa aprobación es el reflejo de resultados tangibles: la llegada de una nueva maquiladora después de 7 años sin inversiones de este tipo, la apertura de centros comerciales como Walmart y la reapertura de la calle 9 con su tradicional callejoneada, que hoy es un espacio de encuentro y orgullo para las familias. Hechos, no promesas.
El primer informe de gobierno fue la chispa que encendió aún más ese respaldo ciudadano. A los números se suman decisiones firmes que la gente reconoce, como la baja inmediata de un elemento de tránsito exhibido en un acto de corrupción. Son acciones que mandan un mensaje claro: en Matamoros hay un gobierno con rumbo y con carácter.
Ese trabajo coordinado con la Presidenta Claudia Sheinbaum y con el Gobernador Américo Villarreal se refleja también en Puerto Matamoros, una obra largamente esperada que durante 40 años fue solo promesa. Hoy comienza a materializarse como símbolo de que, cuando hay unidad entre los tres niveles de gobierno, lo imposible se vuelve realidad.
El 79.5% de aprobación no es solo una cifra. Es la señal de que Matamoros está escribiendo una nueva historia política. Y también es la razón por la que a sus adversarios les incomoda su juventud, su capacidad y su velocidad para lograr lo que otros no pudieron en décadas. Beto Granados no solo gobierna con legitimidad: construye el renacimiento de Matamoros.
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