En un momento en que la inteligencia artificial ya no es cosa del futuro, sino del presente, algunas escuelas de educación media superior en Tamaulipas están dando pasos hacia la innovación. Otras, como el Colegio de Bachilleres del Estado (COBAT), parecen haber decidido quedarse en el mismo sitio.
No es que estén mal. De hecho, presumen una alta tasa de aprobación académica y poca deserción escolar. Pero, en una era donde lo digital transforma industrias completas, eso ya no basta. El COBAT, dirigido por Víctor González Salum, sigue apostando por una formación generalista. Es decir, enseñar “de todo un poco”, sin comprometerse con la especialización que hoy exigen las nuevas industrias.
Mientras en otras escuelas se habla de programación, robótica o automatización, aquí apenas se abren programas como auxiliar de enfermería. Y aunque eso suma, no alcanza.
En municipios como Reynosa, Matamoros o Nuevo Laredo, donde la matrícula del COBAT va en aumento, el menú de opciones sigue siendo casi el mismo de hace una década. Y el problema no es solo la falta de innovación, sino el mensaje que se envía a los jóvenes: «Esto es lo que hay. Esto es suficiente.»
Pero no lo es.
Muchos de esos estudiantes sueñan con ser parte de industrias creativas, tecnológicas o digitales. Quieren programar, diseñar, analizar datos. Pero el sistema les responde con carreras convencionales y salidas laborales igual de tradicionales, sin garantizar que esas opciones los lleven a empleos bien remunerados o estables.
Sí, egresan. Sí, terminan la prepa. Pero, ¿están realmente preparados para lo que viene?
Mientras otros subsistemas como el ITACE o los CBTIS ya imaginan una formación con base tecnológica, el COBAT parece más cómodo siguiendo un camino conocido, pero cada vez más alejado de la realidad. El problema es que el tiempo no espera. Y el futuro, mucho menos.
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