El terremoto que sacudió Myanmar y Tailandia el pasado viernes 28 de marzo sigue dejando un saldo trágico. En Myanmar, epicentro del desastre, la cifra de víctimas mortales confirmadas subió a 2,065 este lunes 31 de marzo, según el canal estatal MRTV, citado por Reuters. Sin embargo, el número podría crecer, ya que 270 personas siguen desaparecidas y 3,900 resultaron heridas.
Las cuentas no coinciden del todo dentro del país. Mientras ‘The Wall Street Journal’, citando a la junta militar, reportó 2,028 fallecidos, el Gobierno de Unidad Nacional de la oposición elevó la cifra a 2,418 hasta este lunes. Medios chinos añadieron que tres de sus ciudadanos están entre las víctimas. En medio del caos, la junta militar declaró una semana de luto nacional y clama por ayuda internacional.
Tailandia también sufre las consecuencias
En Tailandia, el impacto no se queda atrás. En Bangkok, un rascacielos en construcción se vino abajo, dejando un saldo de 19 muertos en todo el país, 13 de ellos en la capital. Además, al menos 74 personas permanecen desaparecidas. El colapso de edificios y la incertidumbre mantienen en vilo a las autoridades y a los equipos de rescate, que trabajan sin descanso.
La ayuda internacional se moviliza
La respuesta no se ha hecho esperar. China, India y Tailandia ya enviaron equipos y materiales de apoyo a Myanmar, junto con ayuda desde Malasia, Singapur y Rusia. Naciones Unidas también entró en acción. “Nuestros equipos en Mandalay están uniendo esfuerzos para ampliar la respuesta humanitaria a pesar de estar pasando por el trauma”, afirmó Noriko Takagi, representante de la agencia de la ONU para los refugiados en Myanmar. La ONU está enviando suministros urgentes para apoyar a los sobrevivientes en el centro del país.
El panorama es desolador, y las próximas horas serán clave para encontrar a los desaparecidos y evaluar el verdadero alcance de esta tragedia. Por ahora, Myanmar y Tailandia enfrentan un camino largo hacia la recuperación, con la solidaridad internacional como un rayo de esperanza en medio de la crisis.
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