La mandataria Claudia Sheinbaum se mantiene firme al expresar su descontento ante la propuesta de Donald Trump de establecer un sistema especial de impuestos que recaude aranceles sobre los productos que llegan a Estados Unidos desde el extranjero.
Se trata de un tema que ha encendido el debate en círculos económicos y políticos, tanto en México como en otras naciones con intereses comerciales en la región. Algunos consideran que el plan es una estrategia mediática, mientras que otros apuntan a un deseo real de reconfigurar la dinámica comercial entre los dos países.
— Es algo que ha estado rondando desde hace tiempo — reconoció Sheinbaum en su conferencia matutina del 15 de enero. La presidenta enfatiza que se opone a la imposición de aranceles unilaterales, aunque matiza que mantendrá canales de diálogo abiertos con el gobierno estadounidense.
Según su visión, las amenazas de Trump podrían repercutir en la economía y en las relaciones diplomáticas, por lo que resulta pertinente establecer contactos tempranos con el equipo del presidente electo.
La reacción del “Servicio de Impuestos Externos”
El surgimiento de lo que Trump denomina “Servicio de Impuestos Externos” sorprendió a más de uno. El político anunció que, tan pronto asuma el poder el 20 de enero, comenzará a gestar esta entidad. El proyecto buscaría recaudar cuotas de países o empresas que perciban ganancias gracias al comercio con la Unión Americana.
Trump sostiene que esas ganancias deben retribuirse al Tesoro de Estados Unidos —mediante gravámenes— para equilibrar lo que él considera un intercambio injusto. (La propuesta de reconfigurar los acuerdos comerciales) ha provocado preguntas contundentes en diversos frentes.
Por un lado, empresarios y exportadores mexicanos temen que estas medidas obstaculicen las ventas de bienes al mercado más grande del continente. Por otro, algunos analistas ven en la retórica de Trump un intento por ganarse simpatías de sectores industriales estadounidenses que reclaman mayores barreras a la competencia foránea.
Sheinbaum reconoce que las tensiones no son nuevas. El cobro de aranceles se ha barajado varias veces durante la campaña de Trump, y ahora, a pocos días de su investidura, el asunto ha tomado fuerza. Sin embargo, la mandataria mexicana insiste en que el diálogo sostenido puede dar frutos y evitar que la relación binacional entre en una dinámica de confrontación permanente.
Una mirada al TMEC y sus ventajas
La presidenta no pierde de vista la relevancia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Menciona que el acuerdo ha estimulado la creación de empleo y la producción en los tres países. Los flujos de inversión y el comercio libre de barreras se han convertido en un pilar para la economía mexicana.
— La cooperación logra más que las fricciones — subrayó en su comparecencia. De acuerdo con su planteamiento, las medidas que generen un entorno proteccionista perjudican a todas las partes, incluso a la propia industria estadounidense. La incertidumbre afecta a las cadenas de suministro y a los consumidores que se enfrentan a precios más elevados.
La popularidad del TMEC radica en la certeza que brinda a los sectores automotriz, tecnológico, agropecuario y de servicios. Con un solo cambio abrupto en las reglas de juego, esas industrias podrían padecer obstáculos y encarecimiento logístico. No obstante, Trump insiste en que su plan no busca destruir el tratado.
El “Servicio de Impuestos Externos” y su alcance
La disputa se enfoca en la ausencia de claridad respecto a la formación de esa potencial agencia fiscal. Trump indicó que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) mantendría su función de recaudador, aunque se necesitaría una nueva estructura jurídica para cambiar el método de procesamiento de los ingresos.
— Crearé el SERVICIO DE INGRESOS EXTERNOS para recaudar nuestros aranceles, pagos y todos los ingresos que provengan de fuentes extranjeras — declaró el presidente electo en su red social Truth Social, un espacio que ha utilizado para difundir mensajes directos a sus simpatizantes.
Los especialistas consultados por medios internacionales perciben diversas barreras jurídicas. Para establecer un departamento totalmente renovado, el Congreso necesitaría ratificar reformas en la administración. Es incierto si Trump está preparado para iniciar negociaciones legislativas de manera inmediata, especialmente teniendo en cuenta que existen otras prioridades en su agenda.
(Hasta ahora, la recaudación de aranceles en Estados Unidos) está a cargo de la CBP, la cual realiza auditorías, examina documentos de importación y impone sanciones cuando detecta anomalías. El dinero producido por dicho procedimiento se redirige al Fondo General del Departamento del Tesoro.
Por lo tanto, el objetivo de Trump de establecer una entidad que centralize la recolección y aplicación de impuestos necesitaría una reestructuración.
Discurso conciliador y reservas
En medio de las turbulencias, Claudia Sheinbaum mantiene una postura que combina la firmeza con la prudencia diplomática. Por un lado, se opone al proteccionismo y a cualquier iniciativa que perjudique el libre intercambio de bienes entre ambas naciones. Por otro, reafirma que el gobierno de México mostrará respeto a la investidura de Trump.
— Siempre apelaremos a una relación de respeto — dijo Sheinbaum, dejando entrever que su administración no busca un choque frontal, aunque defiende los principios de apertura comercial.
Esta perspectiva difiere de la de aquellos que consideran que México debería implementar acciones preventivas más severas para mitigar las potenciales repercusiones de un nuevo sistema tributario.
Perspectiva empresarial y reacciones inmediatas
La reacción de los empresarios no ha sido inesperada. Diversas entidades sindicales temen que cualquier nuevo gravamen impacte en los costos de exportación, afectando sus ganancias y la competitividad de los productos de México.
Algunos han alzado la voz para recomendar a la presidencia que ponga sobre la mesa la solidez jurídica del TMEC, un tratado firmado por los tres socios en Norteamérica que busca precisamente evitar roces aduaneros excesivos. Otros, en cambio, se muestran menos inquietos y asumen que Trump quiere obtener un arma de negociación.
Amenaza de aranceles del 25%
El asunto también se originó a partir de una declaración anterior de Trump, donde mencionó la posibilidad de aplicar un gravamen del 25% a México y Canadá si no disminuían la migración. Esa aseveración generó polémica. Sheinbaum dejó claro que la cuestión migratoria se aborda con una política integral de desarrollo y que no deben mezclarse problemas de fronteras con el intercambio económico.
— El enfoque que mantenemos se basa en el respeto a los derechos humanos. Consideramos que la migración es un fenómeno multifactorial — explicó en una de sus respuestas, añadiendo que la vía para gestionar este asunto no pasa por imponer gravámenes.
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