La cuesta de enero no termina en enero. — El aumento de precios encadena efectos que podrían alargarse hasta marzo —. Así lo advierten comerciantes y representantes del pequeño comercio en todo el país, quienes han observado un incremento sostenido en el costo de varios productos.
El impacto combina aspectos como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), la escalada en los precios de materia prima y la necesidad de trasladar estos ajustes al consumidor final. Gerardo Cleto López Becerra, presidente del Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño y la Empresa Familiar (ConComercioPequeño SC), no duda al calificar el panorama como complicado.
Insiste en que habrá que prepararse para meses difíciles, donde la canasta básica y los artículos de alto consumo popular ya exhiben un alza que supera las previsiones iniciales.— Una cadena de incrementos que presiona a quienes viven al día y a los comercios locales que compiten contra grandes cadenas de autoservicio —
Tiendas de abarrotes bajo presión
Desde finales de diciembre, numerosos productos incrementaron su costo, impulsados por anuncios oficiales y ajustes en vigor desde el 1 de enero. En las misceláneas o tiendas de abarrotes, refrescos, bebidas saborizadas, galletas, cigarrillos, café y cervezas presentan nuevas tarifas, ya sea por mayores costes de producción o el impacto tributario del IEPS que aplica la Secretaría de Hacienda.
El dueño de un pequeño negocio no puede absorber el aumento de precios y se ve obligado a trasladarlos al consumidor, quedando en desventaja frente a los grandes autoservicios que manejan ofertas y promociones agresivas.
Ejemplo claro: Un cliente que solía gastar 135 pesos en Ciudad de México para comprar un refresco de 600 mililitros, un paquete de galletas, una cajetilla de cigarros y un encendedor, ahora desembolsa más de 150 pesos. — Un salto superior al 11 por ciento —. Para muchos bolsillos, se vuelve un golpe relevante, y el sector minorista lidia con la frustración de no poder competir en igualdad de condiciones.
Subidas en la canasta básica
Al hablar de alimentos, el panorama también se ve afectado. Alberto Vargas Lucio, presidente del Movimiento Nacional del Comercio Social AC. (MONACOSO), señala que la carne, los lácteos y las verduras empezaron a subir de precio desde mediados de diciembre.
El huevo experimentó una variación de 44 a 50 pesos por kilo, mientras que la pechuga de pollo se vende por encima de 120 pesos. Por su parte, la carne de puerco en pierna o costilla ya ronda los 130 pesos. Para una familia promedio de cuatro miembros, las compras diarias en un mercado popular podrían sobrepasar los 300 pesos, cuando anteriormente bastaban 250.
— Esto se traduce en un alza de aproximadamente el 20 por ciento —. Varios comerciantes de mercados públicos describen la situación como desfavorable frente a las llamadas “bodeguitas” de autoservicio, que a menudo aprovechan su volumen de venta para controlar o atenuar los aumentos.
Aumento de precios y salarios
No solo los productos finales encarecen la realidad del sector minorista. Los incrementos llegan en cascada:
- El costo de las rentas de locales sube entre 8 y 15 por ciento
- El salario mínimo crece un 12 por ciento (de 248.93 a 278.80 pesos diarios en la zona centro del país)
- Los salarios contractuales se elevan cerca de un 5 por ciento
- El combustible, necesario para transportar mercancías, también presenta aumentos
— Esto obliga al empresario a recalcular sus márgenes y precios de venta —. El margen de maniobra se reduce a pasos agigantados.
Aunado a todo, en la Ciudad de México se estableció un incremento del impuesto sobre la nómina, que pasó del 3 al 4 por ciento de manera general. Muchos comercios perciben esta decisión como una carga adicional que suma más tensión a una economía de por sí castigada.
Competencia desigual
Grandes cadenas de autoservicio ofrecen promociones, “ofertas” relámpago y mecanismos de fidelización que resultan casi imposibles de replicar para los pequeños tenderos. La disparidad se refleja, sobre todo, en la línea de precios que el cliente final encuentra en anaquel.
Aunque el pequeño comerciante intente ajustar sus márgenes, no cuenta con la escala necesaria para equiparar costos. El consumidor de bajos ingresos, a su vez, se ve obligado a buscar opciones más económicas y, en ocasiones, abandona los mercados locales. — Un círculo vicioso que pone en riesgo la subsistencia de miles de negocios familiares —.
Proyecciones hasta marzo: Aumento de precios
Diversos especialistas, incluyendo los líderes de ConComercio Pequeño y MONACOSO, coinciden en que esta situación no parece atenuarse en febrero. Más bien, todo apunta a que la “cuesta de enero” se alargue por lo menos hasta marzo, impulsada por la corrección de precios atrasados y el reajuste progresivo de mercancías importadas o sujetas a impuestos actualizados.
Las asociaciones consideran que el golpe no es solo monetario. También repercute en el ánimo de los consumidores, que ven con recelo la escalada de precios sin hallar un alivio inmediato. — La canasta básica deja de ser tan básica en el sentido de su asequibilidad —. Al mismo tiempo, las expectativas de un repunte económico se empañan, ya que el poder adquisitivo disminuye a un ritmo inusual.
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