Las declaraciones de Donald Trump, quien asumirá la Presidencia de Estados Unidos el próximo 20 de enero, han sacudido el panorama de la seguridad continental. El republicano anunció que designará a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras y que expulsará de suelo estadounidense a toda persona vinculada con esas redes, postura que encendió alarmas en distintos sectores políticos y diplomáticos.
Afirmó, además, que perseguirá a las bandas criminales “con toda la fuerza del Estado,” porque a su juicio representan un peligro tan real como inminente para la población.
Durante un foro de la organización ultraconservadora Turning Point en Phoenix (Arizona), el futuro mandatario culpó a otros países de permitir que “narcotraficantes” penetren la frontera norteamericana, algo que, de acuerdo con sus palabras, no se tolerará en su administración.
Cuestión de soberanía y tensiones bilaterales
El discurso de Trump no solo implica medidas de deportación masiva, también roza el ámbito militar, ya que buena parte del ala dura del Partido Republicano insiste en que se debe considerar a los cárteles como grupos terroristas para legitimar intervenciones incluso en territorio mexicano.
Esto se traduce en una línea roja para el Gobierno de México, que ha venido manifestando su rechazo ante cualquier posibilidad de operación armada extranjera.
Amenazas de expulsión y política de mano dura
Donald Trump recalcó que “todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados” y que “toda esta red criminal que opera en suelo estadounidense será desmantelada, deportada y destruida.” Las palabras, aunque contundentes, plantean desafíos logísticos, pues la cantidad de personas que podrían ser señaladas de pertenecer a grupos delictivos es elevada.
Para respaldar sus argumentos, el republicano aludió al fentanilo, una sustancia con altos niveles de letalidad que ha causado estragos en la salud pública de varias regiones del país.
Aurora y la alusión al Tren de Aragua
El presidente electo hizo referencia al caso de Aurora, en Colorado, donde —de acuerdo con sus afirmaciones— existe presencia de la banda Trasnacional Tren de Aragua, de origen venezolano. Su mención destacó la preocupación que tienen las autoridades federales sobre la expansión de organizaciones criminales que no se limitan a una frontera concreta.
Un terreno de debate candente
Esa medida conlleva implicaciones diplomáticas profundas y crea un precedente delicado, porque abriría la puerta a operaciones militares fuera de los lineamientos actuales en materia de narcotráfico.
Además, la calificación como “terroristas” facilita la aplicación de leyes diseñadas para combatir el terrorismo, que permitirían sanciones internacionales y una acción más agresiva dentro del territorio estadounidense.
Sheinbaum y la relación con México
En un giro que sorprendió a más de uno, Donald Trump habló sobre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a quien describió como “una mujer encantadora y maravillosa.” No obstante, puntualizó que el país vecino debe frenar el tráfico de drogas en la frontera, argumentando que Estados Unidos no tolerará la continuidad de la crisis que cobra miles de vidas cada año.
Recordó la llamada que sostuvieron en noviembre, cuando amenazó con aranceles del 25 por ciento a México y a Canadá si no logran contener los flujos de migración y la entrada de narcóticos.
La afirmación de Trump acerca de Sheinbaum podría interpretarse como una forma de suavizar sus declaraciones, aunque el fondo del mensaje permanece inalterable: Estados Unidos no cederá en su exigencia de que México actúe con mayor determinación para frenar las redes delictivas que operan en la frontera.
Por su parte, la mandataria mexicana siempre ha manifestado la voluntad de cooperar en temas de seguridad, aunque rechaza cualquier intervención militar o imposición que vulneren la soberanía nacional.
Reducción de la demanda interna
México alega que la lucha contra el narcotráfico no se agota en decomisos o persecución de cárteles, porque una pieza clave es la demanda interna de drogas en Estados Unidos. La diplomacia mexicana sostiene que, sin un enfoque que priorice la atención médica y social a la adicción, la oferta seguirá encontrando mercado en el norte.
Donald Trump, no obstante, pone el acento en la urgencia de “detener” la producción y el contrabando antes de que los opioides crucen la frontera.
Presión republicana para acciones en territorio mexicano
El ala más radical del Partido Republicano exhorta desde hace tiempo a que el gobierno estadounidense considere la opción de incursiones militares directas contra laboratorios y campamentos de los cárteles en México.
Esta facción argumenta que, al tratar a esos grupos como terroristas, se legitimaría la acción armada más allá de la frontera, a semejanza de lo que se hizo contra células extremistas en Medio Oriente.
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