Las palabras hieren, pero también la ausencia de ellas. Si alguna vez tu pareja te ha aplicado la ley del hielo, ha hecho como si no existieras en medio de una discusión, o ha dejado de hablarte hasta que asumas toda la culpa, entenderás de lo que estamos hablando. Esta práctica quizá parezca infantil –y lo es–, pero está lejos de ser inofensiva: “Puede ser una forma de manipular y en algunos casos, una táctica de abuso emocional pasivo”, declara la doctora Amelia Kelley, psicóloga y autora de Gaslighting Recovery for Women.
No nos referimos a alejarse para tomar un respiro después de un acalorado desacuerdo o a morderse la lengua para evitar decir algo de lo que podrías arrepentirte. “Pedir espacio para regular tus emociones es diferente a la ley del hielo”, destaca la doctora Kelley. “Porque la intención es eventualmente regresar y discutir lo que sucedió cuando ambos estén listos”.
La ley del hielo como manipulación
Sin embargo, cuando alguien maneja el conflicto ignorando a su pareja, sería la señal de alerta de una mala práctica que destruiría la relación. En primer lugar, es inútil: “La gente necesita comunicarse para resolver los problemas”, resalta la doctora Kelley. Si una persona se niega incluso a mantener el contacto visual, resulta casi imposible abordar el problema.
Pero lo más importante es que ignorar a tu pareja llega a ser una forma sutil de controlarla, confundirla o castigarla, estas actitudes pueden destruir a la pareja y considerarse como abuso emocional, según la National Domestic Violence Hotline. Esto se debe a que la ley del hielo se emplea a menudo para presionar o hacer sentir culpable a alguien para que realice cosas que tal vez no quiere llevar a cabo, como disculparse primero, abandonar una cuestión –incluso cuando no está preparado– o efectuar grandes gestos –como invitar a cenar– solo para “ganarse” de nuevo el afecto del agresor.
“Básicamente, la ley del hielo es un tipo de negligencia”, subraya la doctora Kelley. Y para que quede claro, esta forma de manipulación no se limita a las relaciones románticas, también ocurre con amigos, familiares o en entornos laborales. “Al actuar como si alguien no estuviera ahí, estás deshumanizando o ni siquiera reconociendo que esa persona existe”, lo que, añade, está destinado a hacer que cualquiera se sienta rechazado, agotado e inseguro en la relación.
La ley del hielo no siempre es abusiva pero sigue siendo una muy mala forma de comunicarse. Entonces, ¿cómo debes responder si eres el receptor de este comportamiento pasivo-agresivo? La doctora Kelley comparte sus mejores consejos sobre qué hacer –y qué no hacer– cuando eres víctima, para que no te quedes atrapado en un ciclo de ansiedad, estrés y confusión.
¿Qué hacer si te aplican la ley del hielo?
1. No tomes represalias con el silencio
“Nada se resolverá si ambos deciden dejar de hablar”, indica la doctora Kelley. Por supuesto, si quieres distanciarte un poco o estás demasiado enfadado para mantener una conversación adecuada en ese momento, no pasa nada. Como mínimo, asegúrate de comunicar tus necesidades, hacer saber que vas a dar un paseo para calmarte y sepan que no estás ignorando o tomándolo a la ligera.
2. Haz todo lo posible por no ceder
Cuando te encuentras con la frialdad de un ser querido es tentador hacer lo que sea para romper ese silencio incómodo y restablecer la normalidad. Tal vez le pidas perdón una y otra vez, aunque no sepas muy bien por qué, con la esperanza de que se abra de nuevo. O le llenas de atenciones en forma de mensajes de texto y llamadas consecutivas.
El problema de ceder es que “aplacar el mal comportamiento no fomenta el cambio”, advierte la doctora Kelley. En otras palabras, cuanto más alimentes sus hábitos tóxicos, sus microagresiones –por comunes que parezcan– y les des exactamente lo que quieren, más probabilidades hay de que sigan usando el silencio como arma contra ti.
3. Deja claro por qué te perjudica su silencio
Es posible que tu pareja no se de cuenta de cuánto te afecta su falta de comunicación, por eso es tan importante que expreses tus sentimientos. Una forma útil de hacerlo es limitarse a las afirmaciones con “yo”, al centrar la conversación en tus sentimientos, en lugar de acusaciones al otro, “es más probable que se abran y quieran hablar”, dice la doctora Kelley.
Empieza describiendo el comportamiento que te está dañando, luego explica cómo te hace sentir y qué necesitas de la otra persona. Puedes decir algo como “Cuando me tratas con indiferencia me siento muy abrumado. Preferiría que me dijeras qué te preocupa para no tener que adivinarlo” o “Veo que me ignoras a propósito y eso me molesta. Te daré un poco de espacio pero hablemos de esto en una hora”.
“También es crucial mantenerte firme con calma y reforzar tus preocupaciones sin dejarte influenciar”, recalca la doctora Kelley. La forma en que respondan, ya sea con tranquilidad, comprensión o una mirada con empatía, revela mucho sobre cuánto valoran tu bienestar y la relación.
4. Hablen de formas más sanas y productivas de gestionar los desacuerdos
Está bien compartir cómo te sientes en ese momento, pero es igualmente importante establecer un plan para manejar mejor la situación y tratar de evitar estos problemas de comunicación en el futuro. En lugar de callarlos recurran a frases como “necesito un momento” o volver a tratar el tema en un tiempo acordado entre ambos.
Si a pesar de tus esfuerzos te siguen dando la espalda o restan importancia a tus preocupaciones, quizá sea el momento de reconsiderar la relación, subraya la doctora Kelley. Tú y tu pareja deberían ser un equipo, trabajar juntos para resolver problemas sin recurrir a comportamientos infantiles y posiblemente abusivos que solo van a separarlos.
Descubre más desde Cronista
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.