En febrero pasado, el ex primer ministro británico Boris Johnson realizó una visita no oficial a Venezuela para encontrarse con el presidente Nicolás Maduro, según informó el periódico ‘The Sunday Times’ el pasado domingo.
Después de disfrutar de unas vacaciones con su familia en la villa de un pariente en la República Dominicana, Johnson voló en un avión privado a Venezuela, donde se reunió con Maduro en las afueras de Caracas. La visita, que duró menos de 24 horas, fue seguida por un viaje a Ucrania para encontrarse con el presidente Volodímir Zelenski en el segundo aniversario de la guerra con Rusia.
El ‘Times’ reveló que Johnson llevó a cabo esta gestión por iniciativa propia, aunque informó al Ministerio de Asuntos Exteriores británico, dirigido por su colega de colegio David Cameron. Durante su estancia en Caracas, compartió la información con el encargado de negocios, Colin Dick, ya que Londres no cuenta con un embajador en Venezuela en la actualidad.
Un portavoz del exlíder conservador declaró al rotativo: «Boris Johnson se reunió con funcionarios del Gobierno venezolano con el apoyo activo del Ministerio de Asuntos Exteriores y el conocimiento del ministro de Asuntos Exteriores, para destacar la necesidad de que Venezuela adopte un proceso democrático adecuado. Dejó claro en repetidas ocasiones que no puede haber una normalización de las relaciones hasta que Venezuela abrace plenamente la democracia y respete la integridad territorial de sus vecinos. También expuso ante el Gobierno de Venezuela los argumentos a favor de una victoria ucraniana».
‘The Times’ señaló que uno de los objetivos principales de Johnson, cercano a Zelenski, fue probablemente abogar por Kiev, ante el temor de que la república socialista, rica en petróleo, pueda suministrar armas u otro apoyo militar a Rusia.
Durante la reunión, Johnson y Maduro también discutieron las elecciones presidenciales en Venezuela programadas para este año y la necesidad de reducir las tensiones con la excolonia británica de Guyana, con la que Caracas mantiene una disputa territorial.
Una fuente del Foreign Office indicó que «fue una visita privada, pero Boris le envió un mensaje de texto al ministro de Exteriores cuando estaba en camino». Añadió que «como no fue una conversación oficial, no se requería ni se solicitó permiso», y que el viaje no fue financiado con fondos estatales.
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