Iris Apfel es una leyenda viva que ha dejado su huella en el ámbito del diseño de interiores, la restauración de textiles y, por supuesto, la moda. De hecho, con su estilo extravagante, colorido y personal, Iris ha demostrado que la edad no es un impedimento para expresarse a través de la ropa y los accesorios.
A sus 102 años, Iris sigue siendo una fuente de inspiración para millones de personas que admiran su creatividad, su audacia y su sentido del humor. Pero, si quieres saber más de su vida y su trayectoria, sigue leyendo, pues te explicaremos brevemente su biografía.
Iris Apfel: Una vida dedicada al arte y al diseño
Iris Apfel nació el 29 de agosto de 1921 en New York, más específicamente, en Astoria, Queens, en el seno de una familia judía. Su madre era dueña de una boutique de moda y su padre tenía un negocio de importación de espejos y cristales. Quizás, fue por ello que desde pequeña, Iris mostró interés por el arte y la historia, y estudió en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Wisconsin.
Su carrera profesional comenzó en la revista Women’s Wear Daily, donde escribía sobre moda y tendencias. Luego, trabajó como asistente del ilustrador de moda Robert Goodman, a través de quien conoció a Elinor Johnson, una reconocida diseñadora de interiores. Iris aprendió de ella los secretos del oficio y empezó a colaborar en proyectos de decoración y remodelación de apartamentos de lujo.
En 1947, Iris conoció al amor de su vida, Carl Apfel, un comerciante textil con quien se casó al año siguiente. Juntos, fundaron en 1950 su propia empresa, Old World Weavers, especializada en la reproducción de textiles antiguos de los siglos XVII, XVIII y XIX. Gracias a ello, Iris y Carl viajaron por todo el mundo en busca de telas, muebles, objetos y joyas que reflejaran su pasión por la cultura y la belleza.
Su talento y su buen gusto les abrieron las puertas de la Casa Blanca, donde realizaron trabajos de diseño y restauración para nueve presidentes, desde Truman hasta Clinton. También decoraron las residencias de celebridades, socialités y aristócratas, como Estée Lauder, Jacqueline Kennedy Onassis, Greta Garbo y la duquesa de Windsor.
Iris Apfel como un icono de la moda, pero con personalidad propia
Además de su exitosa carrera como diseñadora de interiores, Iris se convirtió en un referente de la moda por su forma de vestir, que rompía con los cánones establecidos y reflejaba su personalidad única. Esto es debido a que Iris combinaba prendas de alta costura con piezas vintage, étnicas y artesanales, creando looks originales y llamativos.
Su sello distintivo eran sus grandes lentes redondos y sus enormes collares, pulseras y anillos, que coleccionaba desde joven. Gracias a ello, su estilo no pasó desapercibido para el mundo de la moda, que la reconoció como una musa y una influencer.
En 2005, el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York le dedicó una exposición titulada «Rara Avis: Selections from the Iris Barrel Apfel Collection», donde se exhibieron más de 80 conjuntos de su colección personal, junto con sus accesorios y joyas. Esta exposición fue un éxito de público y crítica, y convirtió a Iris en una celebridad.
Desde entonces, Iris ha participado en numerosas campañas publicitarias, editoriales de moda, documentales y libros. También ha colaborado con marcas como MAC, HSN, Eyebobs y H&M, creando colecciones cápsula con su sello inconfundible. Además, ha sido homenajeada con dos muñecas Barbie inspiradas en ella y ha firmado un contrato con la agencia de modelos IMG.
Una filosofía de vida basada en la autenticidad y el humor
Iris Apfel es mucho más que una mujer con estilo, pues tiene una filosofía de vida basada en la autenticidad, el humor y la curiosidad. Por lo tanto, no sigue las reglas ni las modas, sino que se viste para complacerse a sí misma y para divertirse, y su lema es «más es más y menos es un aburrimiento».
Iris tampoco se deja llevar por los prejuicios ni por los estereotipos sobre la edad, pues, de hecho, a sus 102 años, Iris sigue activa, creativa y optimista. Por lo tanto, su consejo para las nuevas generaciones es que sean ellas mismas, que se atrevan a arriesgar y que no pierdan el sentido del humor.
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