Hace 25 años, el 25 de enero de 1999, un fuerte sismo sacudió el centro de Colombia, afectando especialmente a las ciudades de Armenia y Pereira, en la región conocida como el Eje Cafetero. Además, este terremoto de 1999 de Colombia tuvo una magnitud de 6,1 en la escala de Richter, una profundidad de 21 kilómetros y su epicentro se ubicó en Quindío, en el municipio de Córdoba.
El saldo de esta tragedia fue de 1.185 muertos, 8.536 heridos y más de 35.000 viviendas destruidas o que quedaron inutilizables. Es decir, que se trata de uno de los terremotos más destructivos que ha sufrido Colombia en su historia.
El sismo causó daños en 28 municipios del Quindío, 14 del Valle del Cauca, 11 de Risaralda, 4 de Caldas y 4 de Tolima. Además, afectó la infraestructura vial, eléctrica, sanitaria y educativa de la región, por lo que el gobierno declaró el estado de emergencia y solicitó ayuda internacional para atender la crisis.
La mala construcción, el factor determinante en el terremoto de 1999 de Colombia
Según el director de Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano (SGC), John Makario Londoño, la principal causa de la destrucción que dejó el terremoto fue la mala calidad de las construcciones, que no cumplían con las normas de sismoresistencia. Asimismo, Londoño explicó que la destrucción se debió a “la superficialidad pero principalmente por la mala construcción de las viviendas”.
Es de destacar que la norma sismo resistente es un conjunto de reglas técnicas que establecen los requisitos mínimos que deben cumplir las edificaciones para resistir los efectos de los sismos. Esta norma se empezó a aplicar en Colombia desde 1984. Pero, muchas de las viviendas que se derrumbaron en el terremoto de 1999 habían sido construidas antes o sin seguirla.
Una lección para el futuro
El terremoto de 1999 dejó una profunda huella en la memoria de los habitantes del Eje Cafetero, que volvieron a revivir el miedo el pasado viernes, cuando un sismo de magnitud 5,6 sacudió el centro de Colombia. El epicentro de este sismo fue localizado a seis kilómetros de la localidad de Ansermanuevo, en el norte del departamento del Valle del Cauca. Es decir, en límites con los departamentos de la zona cafetera, y a una profundidad de 33 kilómetros.
Afortunadamente, este sismo no causó víctimas ni daños materiales de consideración, lo que evidencia los avances en la construcción sismoresistente en el país. Pero, con ello, Londoño recordó hoy que la mayoría de las viviendas del terremoto de hace 25 años colapsaron y que aprendieron que la construcción sismoresistente no es un factor trivial, sino que se debe poner mucho énfasis en que las construcciones cumplan con esa norma.
Recalcó también que si una construcción está bien hecha, con todas las normas de sismoresistencia lo más seguro es que en un temblor se sientan las vibraciones. Sin embargo, las viviendas no colpasaran como ocurrió en Armenia.
El experto también destacó la importancia de la prevención y la educación para reducir el riesgo sísmico. De igual modo, recomendó a la población estar atenta a las alertas de las autoridades, tener un plan de emergencia familiar, identificar las zonas seguras y las rutas de evacuación, y tener un kit de primeros auxilios.
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