Cdmx.-Un hipotético conflicto espacial entre China y Estados Unidos provocaría un considerable incremento en la basura espacial, aumentando el riesgo de colisiones con satélites, según un estudio de la Universidad de Málaga (UMA) en España.
Hoy en día, hay más de 131 millones de desechos espaciales, con tamaños comprendidos entre 1 milímetro y 10 centímetros, orbitando la Tierra, según estimaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA). Este material inerte, que incluye restos de cohetes, satélites inactivos y herramientas abandonadas por astronautas, continúa orbitando nuestro planeta a una velocidad promedio de 36.000 kilómetros por hora, constituyendo una amenaza para las operaciones en el espacio.
«Cualquier trozo mayor de 1 centímetro es potencialmente letal en caso de colisión», sostiene José Luis Torres, coautor junto con Anelí Bongers del estudio publicado en «Defense and Peace Economics» titulado «Star Wars: Anti-Satellite Weapons and Orbital Debris».
Los investigadores analizaron los efectos de una potencial guerra espacial entre China y Estados Unidos. En su simulación, modelaron la destrucción de 250 satélites para determinar el volumen de escombros adicionales y la probabilidad de impacto con los satélites operativos (actualmente cerca de 6.000 en órbita).
Según su modelo, tal conflicto daría lugar a 25,5 millones de nuevos fragmentos de más de 1 centímetro, aumentando el riesgo de colisiones y el número de satélites que podrían ser destruidos.
También estudiaron los efectos de las pruebas anti-satélites, las cuales estiman que generan más de 102 mil nuevos fragmentos de escombros de más de 1 centímetro. Los efectos negativos de estas pruebas podrían perdurar durante unos mil años debido a la gran altitud a la que se realizan.
Bongers y Torres predicen que a medida que la dependencia de la humanidad en las empresas espaciales aumente, especialmente las relacionadas con la tecnología, la cantidad de basura espacial seguirá creciendo, así como el riesgo de colisiones.
Los investigadores alertan de que el espacio, al igual que los océanos, puede terminar siendo sobreexplotado. A pesar de ser un bien común internacional, su regulación es insuficiente y se basa en un tratado de las Naciones Unidas que no es de cumplimiento obligatorio.
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