La intensa movilidad o tráfico por las carreteras de Tamaulipas es una de sus fortalezas.
Estas vías asfálticas, la mayoría libres de casetas de cobro unen con puentes fronterizos o puertos marítimos.
Nuestro estado, como ningún otro, es una plataforma logística por excelencia para exportaciones e importaciones.
Con sus 371 kilómetros de vecindad con Texas (Estados Unidos) y 18 puentes internacionales;, así como 430 kilómetros de litoral con el Golfo de México y 4 puertos marítimos, es un triángulo dorado en el noreste de México.
Sus carreteras conectan polos de desarrollo industrial con puertos fronterizos o marítimos.
En la frontera norte, por las aduanas de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, cruzan más del 40 por ciento de las importaciones y exportaciones.
E igualmente por los puertos marítimos de Altamira ( con gran potencial de expansión) y Tampico, así como Matamoros en desarrollo de infraestructura, tienen gran dinámica para exportaciones a importaciones con Europa y Sudamérica.
Pero nuestra red de carreteras, puentes fronterizos y puertos marítimos también conectan zonas metropolitanas con destinos turísticos.
Hace unos días por asuntos de orden familiar cruce en automóvil la mayor parte de la zona norte del país, desde Tampico a Chihuahua capital.
Transité casi cuatro estados completos: Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua.
Y lo hice en fechas de gran movilidad carretera, previo a la navidad y después de la navidad.
La intensa movilidad vehicular combina el tránsito ordinario de la dinámica comercial y laboral, con la visita de miles de paisanos, así como los viajes familiares de vacaciones de navidad.
Cierto que las carreteras de Tamaulipas son las más rezagadas, pues falta completar varios tramos de autopista en la ruta Tampico-Victoria-Linares.
Desde Linares a Chihuahua, puedes viajar por autopista, aunque a partir de la Monterrey-Saltillo dejan de ser gratuitas, así es que tienen un costo.
Y en el caso de Tamaulipas es libre desde Tampico a Monterrey.
Y no es precisamente esa la fortaleza de nuestra entidad en su amplia red de carreteras.
Sino la dinámica en los tres tiempos.
En el ordinario de movilidad de mercancías y personas para las importaciones y exportaciones.
En el cruce de los paisanos principalmente en el periodo vacacional de diciembre.
Y en el desplazamiento de personas de las zonas metropolitanas a los destinos turísticos de playas en el Golfo de México o las Ciudades del Sur y Centro de Texas.
Esa masa social transita 5 horas por las carreteras tamaulipecas cuando procede de San Luis Potosí a la frontera tamaulipeca o texana.
También cinco horas o más cuando cruza de la zona Metropolitana de Monterrey a Tampico o en su retorno.
Tres o cuatro horas cuando viaja del altiplano mexicano (San Luis Potosí) a los puertos marítimos de Altamira o Tampico.
Son miles y miles de vehículos de todo tipo: trailers, camiones de varios ejes, camionetas, autobuses, automóviles desde suburbans a los compactos.
Son cientos de miles de personas en los meses de mayor dinámica.
Y lamentablemente nuestro sistema arcaico de carreteras no está dotado de paradores turísticos que brinden servicios múltiples de restaurantes, baños-regaderas, hotel, farmacia, vulcanizadoras, talleres, refaccionarias y sobre todo que conecten con la esencia de los pueblos tamaulipecos, nuestras fortalezas locales.
Que desperdicio de tráfico.
Que falta de hospitalidad tamaulipeca.
Que falta de visión para los negocios.
Que falta de planeación por parte de alcaldes y funcionarios estatales.
Que grave error de los exgobernadores.
Que malos Secretarios de Turismo y Desarrollo Económico hemos padecido.
Pero es aún tiempo de rectificar.
Tiempo de planear.
Tiempo de proyectar.
Tiempo de crear infraestructura.
Tiempo de sacar jugo a nuestra principal fortaleza.
Por ahí tengo entre mis cuadernos algunos proyectos que quizá valga la pena volver a regalar a las autoridades estatales y municipales, para ver cuánto quieren a Tamaulipas.
A ver si ahora sí quieren transformar a Tamaulipas, en lo que debe y merece ser.
La esquina dorada en el noreste de México.
Y no el rincón olvidado que fue por décadas.
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